martes, 12 de marzo de 2013

Joya


Un humilde rancho de 1,50 metros en el centro de Bogotá despierta nostalgia entre los transeúntes al ver colgadas historietas de personajes como Kalimán, El Santo o Memín, además de fotonovelas, cuentos del lejano Oeste e historias eróticas.

Desde que tenía 9 años, Juan de Jesús Páez comenzó a armar su colección de historietas. “Al frente de mi escuela había una cuentería, a donde íbamos con mis compañeros a leer historietas que nos alquilaban por 5 centavos”, recuerda a sus 56 años de edad.

Durante años, Páez invirtió todos sus ahorros en la colección, visitaba el mercado de las pulgas en busca de alguna ‘joya’, pero hace solo cuatro años tuvo la idea de montar un local dedicado a su pasión.







No hay comentarios:

Publicar un comentario