-Lo que pasa es que esa canción es "Ni toda la Tierra entera": yo no había puesto los pies en Europa. Me encerré en mí misma, en La Habana, me sentía responsable del Golpe también, de muchas cosas, hasta culpable me sentía. Había decretado que yo no tenía nada que cantar, que no hablaba con nadie. Y un día hablé con la Beatriz Allende (una de las hijas del Presidente Salvador Allende, a quien años después Isabel Parra dedicó la canción "Un nombre, un apellido", grabada en 1979), que no éramos amigas, pero ella iba a la Peña y era una persona maravillosa. Y me dice "Isabel: tú tienes que salir a cantar". La escuché no más, pero me quedó eso.
viernes, 15 de marzo de 2013
cantar
-A partir de esa misma paradoja escribes una estrofa como "A pesar de lo que digan / No me olvido, compañero / De que el pan que me alimenta / Siempre será pan ajeno". Ahí está el agradecimiento pero también el extrañamiento, ¿no?
-Lo que pasa es que esa canción es "Ni toda la Tierra entera": yo no había puesto los pies en Europa. Me encerré en mí misma, en La Habana, me sentía responsable del Golpe también, de muchas cosas, hasta culpable me sentía. Había decretado que yo no tenía nada que cantar, que no hablaba con nadie. Y un día hablé con la Beatriz Allende (una de las hijas del Presidente Salvador Allende, a quien años después Isabel Parra dedicó la canción "Un nombre, un apellido", grabada en 1979), que no éramos amigas, pero ella iba a la Peña y era una persona maravillosa. Y me dice "Isabel: tú tienes que salir a cantar". La escuché no más, pero me quedó eso.
-Lo que pasa es que esa canción es "Ni toda la Tierra entera": yo no había puesto los pies en Europa. Me encerré en mí misma, en La Habana, me sentía responsable del Golpe también, de muchas cosas, hasta culpable me sentía. Había decretado que yo no tenía nada que cantar, que no hablaba con nadie. Y un día hablé con la Beatriz Allende (una de las hijas del Presidente Salvador Allende, a quien años después Isabel Parra dedicó la canción "Un nombre, un apellido", grabada en 1979), que no éramos amigas, pero ella iba a la Peña y era una persona maravillosa. Y me dice "Isabel: tú tienes que salir a cantar". La escuché no más, pero me quedó eso.
viajes antes de golpe
Acerca de quien era: música y viajes antes del golpe
Isabel Parra tenía treinta y cuatro años en 1973 y para entonces su voz ya era protagónica en la música popular chilena. Había iniciado en 1962 su carrera junto a su madre y a su hermano Ángel Parra, durante la segunda visita de Violeta Parra a Europa, y en París había conocido el cuatro, cordófono de origen venezolano que transformó para siempre en su instrumento de cabecera.
corazon
Un reguero de canciones compuestas por Isabel Parra es el resultado más conmovedor de esa experiencia, con títulos como "Ni toda la Tierra entera", "Este presente festín se lo regalo a cualquiera", "Corazón canta y no llores", "Cardenales o gardenias", "Ronda para un niñito chileno", "Tu voluntad más fuerte que el destierro", "En la frontera" y otros. Y el relato paralelo está en el libro, una memoria hecha de documentos, manuscritos, fotografías, versos, letras de canciones, recortes de prensa, testimonios y otros materiales que la cantante recopiló y guardó en toda esa época.
martes, 12 de marzo de 2013
imaginación
Ese tránsito entre lo sagrado y lo profano le dio pie a otras series en las que trabajó después sobre los oficios habituales de la gente y los personajes de la calle: hampones, prostitutas, travestis, tangueros, vagabundos y las recordadas 'malsentadas', que, como él mismo indica, son "mujeres que no dejan nada o casi nada a la imaginación".
Pero el tema de los ángeles siempre volvía a aparecer en sus figuras. Según él, porque los pintaba desnudos, "y nada más erótico que la contemplación de un cuerpo bello", añade. Así que poco a poco se fue zafando, les quitó el aura sacra y pintó incansablemente mujeres, hasta que llegó una de sus más logradas series: la de escenas lésbicas protagonizadas por damas etruscas.
Pero el tema de los ángeles siempre volvía a aparecer en sus figuras. Según él, porque los pintaba desnudos, "y nada más erótico que la contemplación de un cuerpo bello", añade. Así que poco a poco se fue zafando, les quitó el aura sacra y pintó incansablemente mujeres, hasta que llegó una de sus más logradas series: la de escenas lésbicas protagonizadas por damas etruscas.
Artes de Roma
Su historia con ellos se puede rastrear desde que era un estudiante en la Academia de Bellas Artes de Roma, a finales de los años cincuenta, y todo lo que veía a su alrededor era la pintura del Renacimiento con esos rostros inmaculados y cándidos de miles de querubines. Entonces se le metió en la cabeza que algún día tenía que hacer una serie con ellos, pero con un toque personal. Así fue como dejó en el lienzo a unas criaturas mundanas y prosaicas que "sin perder su condición de ángeles se mezclaban con los otros y hacían cosas de la vida cotidiana: conversaban, bailaban y comían", recuerda.
Museo
“Aparte de ser el único que tiene esta colección, también soy el único que los cuida, porque los plastifico”, explica. A menudo, es difícil el tráfico por esta calle, porque los conductores paran a echar un vistazo al local o los padres exploran con sus hijos este ‘museo’.
Tampoco faltan los clientes fieles, aquellos que llegan con sus libros en busca de nuevas aventuras. “Cada 15 días me dan descanso en el trabajo y aprovecho para venir porque me encanta conocer más del extranjero”, dice Wilson Buenaventura, un amante de las viñetas que lleva más de 20 años alquilando cómics.
Ahora, Páez sueña con que su ‘museo’ se convierta en patrimonio o tenga el apoyo de alguna casa de la cultura, y así, como en su infancia, se les pueda enseñar a leer a los niños por medio de las viñetas.
Joya
Un humilde rancho de 1,50 metros en el centro de Bogotá despierta nostalgia entre los transeúntes al ver colgadas historietas de personajes como Kalimán, El Santo o Memín, además de fotonovelas, cuentos del lejano Oeste e historias eróticas.
Desde que tenía 9 años, Juan de Jesús Páez comenzó a armar su colección de historietas. “Al frente de mi escuela había una cuentería, a donde íbamos con mis compañeros a leer historietas que nos alquilaban por 5 centavos”, recuerda a sus 56 años de edad.
Durante años, Páez invirtió todos sus ahorros en la colección, visitaba el mercado de las pulgas en busca de alguna ‘joya’, pero hace solo cuatro años tuvo la idea de montar un local dedicado a su pasión.
Elba Benítez
Los representantes de la galería catalana Polígrafa trabajan sobre una bien confeccionada mesa de cartón ante la cual se plantea la duda al espectador de si también se encuentra a la venta, mientras que la galería Elba Benítez ofrece a los amantes del arte una instalación de bombillas rotas desperdigadas por el suelo junto a una estantería de Fernanda Fragateiro de la que uno no sabe si puede coger libros o no.
Una botella vacía sobre una mesa incita de nuevo a la confusión al paseante de ARCO, quien bien podría pensar que el recipiente ha sido allí abandonado tras vaciar su contenido, sensación que se incrementa cuando se descubre, en la galería Espacio Mínimo, un cuadro colgado cuyos trozos de fieltro aparecen desperdigados por el suelo como si se hubieran desprendido accidentalmente del mismo.
ARCO
Pero ésta no es la única pieza en la que el arte se confunde con los objetos mundanos, y en el paseo por ARCO el visitante también se encontrará con escaleras que parecen de obra, una torre de aluminio que semeja una fuente de agua de oficina y que tiene el líquido elemento, aunque inalcanzable, o un cubo de metal con la superficie pintada de azul situado junto a una papelera de forma muy similar.
Dentro de estos objetos "curiosos" la galería suiza Mai pone a disposición de los coleccionistas una gran caja de aluminio -aunque parece cartón- que podría parecer olvidada por alguien, mientras que un cuadro de Michael Budny alguien podría pensar que aún permanece embalado con papel seda.
IFEMA
El madrileño Juan Zamora es el autor de esta ¿obra de arte?, cuyo dramático canto se puede oír casi desde cualquier punto del pabellón 8 de IFEMA en el que se encuentra la paloma, tomada por un taxidermista de las calles de Manhattan para ser disecada y convertirse posteriormente en una pieza extraordinaria. La intención de este madrileño, que trabaja tradicionalmente con el dibujo de animales y naturalezas, es "dar nuevamente vida a lo que ya no la tiene", explicó María Ángeles Sánchez, responsable de la galería Art-Nueve, dónde se vende por 4.500 euros (casi 11 millones de pesos).
Los niños que fuimos
Se experimenta un cierto encanto mezclado con algo de nostalgia y sorpresa cuando se visita la muestra Los niños que fuimos, pues al instante se genera un vínculo emocional con las más de 600 piezas que la componen. Y es que los pupitres, maletas, pinturas, juguetes, cuadernos, lápices, carteles, atuendos, libros, manuales y cartillas están ahí, cuidadosamente ubicados, para detonar recuerdos y llevar al espectador a un viaje por su propio pasado o, más bien, por su propia infancia.
Eso sí, hay que aclarar que las evocaciones no se detienen en las generaciones recientes, sino que van hasta mucho más atrás, pues la exhibición abarca los periodos de la Colonia y los siglos XIX y XX, abordados
Jay Manis.
Hoy, con la temática de ‘Marca personal - Branding’, se abrirá el evento a las 9 a.m., seguida por seminarios sobre fotografía en América Latina. A las 2 p.m., habrá una clase magistral con Kike Calvo, fotógrafo especializado en documentar medio ambiente y cultura.
Mañana, las charlas girarán en torno al cliente y el negocio de la fotografía con una revisión de portafolios a las 7 a.m., además de una clase magistral a las 9 a.m., dictada por Selina Maitreya, quien es consultora de negocios fotográficos.
También a las 2 p.m., se llevarán a cabo los seis talleres del Centro Internacional de Fotografía, dentro de los que se encuentran ‘Estrategias sociales para el éxito del negocio’, a cargo de Saul Robbins y ‘Encontrando su voz como fotógrafo’ dictado por Jay Manis.
A las 7 p.m., Steve Simon, especialista en fotografiar el drama y la belleza de la condición humana, dará una clase.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)